Algo que escribí a mitad del cuatrimestre pero la sensación de repite constantemente, simplemente habría que cambiar 'deberes' por 'exámenes' y encajaría:
Últimamente tengo muchas ganas de llorar. Pero no lo hago. Cuando las lágrimas empiezan a caer, las retengo. Se están acumulando y sé que explotarán.
No duermo bien por las noches y paso los días con sueño.
Echo de menos el instituto. Estar con mis amigos de años o con los conocidos recientemente. Pero mis amigos.
Echarnos unas risas, que me abracen, hablar sin vergüenzas, discutir, reconciliarnos.
Pasar tiempo con ellos, sentir su cariño.
Pasearme por el instituto y ver a unos amigos, a otros y a otros más. Me sentía cómoda, querida, rodeada de mi familia. La familia que elegí.
Les echo tanto de menos que a veces siento una presión en el pecho.
Acostumbrarse a esta nueva vida cuesta más de lo que creía.
Y son las 2am y aquí sigo.
Mi despertador programado a las 8am me pasará factura.
Pero a la vez, me siento tan bien fuera de casa.
Echo de menos a mis padres, por supuesto.
Sin embargo, no oír gritos, ningún tipo de levantamiento de voz, no tener la presión de si me pueden echar la bronca por hacer algo mal, el poder pasear sin que me digan "no", no ver malas caras sino sonrisas, la sensación de autonomía y tener siempre mis "buenos días, ¿qué tal el día?"... es maravilloso.
Esta vida sería perfecta si tuviese a mis amigos cerca. Maldita distancia que todo lo jode...
Acabo de sonar demasiado moderna.
Ah, con menos deberes también viviría mejor. O simplemente viviría. Me roban demasiado tiempo.
Al menos estudio lo que me gusta, creo, aunque mis clases estén hechas para dormir a una ardilla que haya tomado café.
martes, 12 de enero de 2016
Necesidad de cariño, ganas de llorar.
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