Me enamoré de ti, confiaba tanto en ti que me dejé llevar sin miedo hasta enamorarme profundamente de ti. Me fallaste. Toda yo se derrumbó.
Y no te culpo. Yo también te fallé cortando poco a poco las plumas que necesitabas para volar incluso cuando mi afición favorita era verte desplegar las alas.
Te fallé y ahora me estoy fallando yo muriendo por ti cada segundo, habiendo permitido que rajases mi corazón el día de los enamorados (já, enamorados, qué ironía) y que lo destruyeses por completo al decirme que no me querías.
Me estoy fallando al no tirar este dolor permanente a la basura de una vez y por pensar que vas a ser tú quien va a venir a sanarme.
Te he escrito tanto para darte mi amor que ahora no va a ser una excepción. Te quiero, te he querido tanto que no hay palabras para explicarlo y no sé si conseguí demostrártelo a tiempo. Y te voy a querer siempre porque un amor así, es eterno.
Me estoy ahogando tratando ser fuerte, me estoy quedando sin oxígeno de tanto mirarme en el espejo y verme sin ti.
Estoy agotada de tener que levantarme otra vez cada vez que tengo una caída, ¿pero qué voy a hacer? No puedo quedarme en el suelo esperando a que me pisen.
Anoche me dormí llorando mientras te escribía y esta mañana seguía sin ti, ya no me importaba tanto. Una vez me preguntaron si conocía aquel dicho de: 10 días y 1000 noches.
Tengo, por todo el amor que siento hacia mí, que liberarme de ti, que aún me tienes envuelta.
Y tengo empezar a hacerlo por mí y no por ti como hasta ahora. No para que me veas bien, sino para sentirme bien yo, conmigo. No para no hacerte daño sino para dejar de hacérmelo yo, a mí.
No voy a dejar de ser tu amiga y tu apoyo, ni al haber sido tan egoísta porque sí, lo has sido, y voy a guardar siempre en mi memoria el rencor que te tengo, aunque lo deje a un lado por todo lo que has sido y espero que seas.
Estoy haciendo un esfuerzo sobrehumano manteniéndote a mi lado, pero es que también lo estaría haciendo si estuvieras lejos.
Ya estoy empezando a hacer mi vida sin ti, me siento rara, una extraña en el mundo, y da igual, tengo que continuar aunque se me caigan las lágrimas.
Tengo que darle tiempo al tiempo para dejar de pensar en ti cada momento de MI vida, disfrutando del camino de este desamor tan doloroso que me ha dejado descubrir todo lo que se puede sentir por alguien.
No olvidaré nuestro lecho, eso seguro, nadie comerá mi sexo ni mis pechos ni me hará el amor igual que tú, nadie.
Ese 14 de febrero al tal Valentín se le escapó una flecha de plomo y dejé de ser yo para ser dolor. Ahora tengo que rehabilitarme.
Me despido, amor, gracias por haberme hecho la más feliz, ahora lo haré yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario