miércoles, 24 de febrero de 2016

Contradicción.

Es triste cómo cambia todo en instante.
Ahora cuando estás al lado la sensación de rabia y amor se entremezclan. No sé si mirarte con mala cara o sonreirte. Tengo las mismas ganas de pegarte que de abrazarte. Pero el roce de tus manos sin querer sigue estremeciéndome y me hace querer acariciarte, que me acaries, acariciarnos. Me contengo y finjo que no cuesta, que es fácil la distancia a centímetros, que oír tu risa no me altera. Quisiera poder tratarte mal o no tratarte bien al menos, ¿por qué es tan jodidamente complicado? Tienes muchos puntos rojos en tu historial de mi vida y aún así, el montón de verdes los aplastan. Te odio, pero te quiero y como también me quiero, he de resistir. Aunque una parte de mí aún quiere que todo se arregle, que todo esté bien. Que no haya que disimular que no pasa nada ante la gente para que no hagan preguntas. Poder tener conversaciones de verdad como las de antes. No, ha habido mucho daño y es muy difícil tapar la herida de golpe, pero es que... puf... maldición, ya apenas recordaba esta sensación. Ven, ven, vamos a luchar, a querernos, a ser libres y verdaderos.

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