miércoles, 24 de febrero de 2016

Contradicción.

Es triste cómo cambia todo en instante.
Ahora cuando estás al lado la sensación de rabia y amor se entremezclan. No sé si mirarte con mala cara o sonreirte. Tengo las mismas ganas de pegarte que de abrazarte. Pero el roce de tus manos sin querer sigue estremeciéndome y me hace querer acariciarte, que me acaries, acariciarnos. Me contengo y finjo que no cuesta, que es fácil la distancia a centímetros, que oír tu risa no me altera. Quisiera poder tratarte mal o no tratarte bien al menos, ¿por qué es tan jodidamente complicado? Tienes muchos puntos rojos en tu historial de mi vida y aún así, el montón de verdes los aplastan. Te odio, pero te quiero y como también me quiero, he de resistir. Aunque una parte de mí aún quiere que todo se arregle, que todo esté bien. Que no haya que disimular que no pasa nada ante la gente para que no hagan preguntas. Poder tener conversaciones de verdad como las de antes. No, ha habido mucho daño y es muy difícil tapar la herida de golpe, pero es que... puf... maldición, ya apenas recordaba esta sensación. Ven, ven, vamos a luchar, a querernos, a ser libres y verdaderos.

martes, 9 de febrero de 2016

Pensar.

Pensar es algo que últimamente hago mucho, les doy una vuelta y otra, y otra más, siempre a las mismas cosas. Pero no es el pensar de siempre.
Es normal reflexionar sobre el mundo y la vida, es agradable desarrollar pensamientos enrevesados y descubrir resultados inesperados. La mente es maravillosa y disfruto de su funcionamiento.
Estos últimos días sólo pienso en cosas inútiles que no llevan a ninguna conclusión, son juicios inservibles y estoy desperdiciando demasiado valioso tiempo en ellos.
Quizá sea por lo sola que me siento, aunque realmente no lo esté. Está habiendo cambios en mi vida. Sinceramente, mi vida es un continúo cambio. Está llegando gente nueva, y otra está demostrando que no era lo que parecía. Hace daño. Y es ese dolor el que se instala en mi cerebro y lo bloquea.
Una pala y fuera. No me gustan los estorbos.