martes, 15 de noviembre de 2022

Eres tú

 ¿Y si siempre fuiste tú? ¿Y si eras tú y yo estaba cegada al estar envuelta en una nube oscura y tóxica? ¿Y si no me daba cuenta de que te tenía ahí, justo a mi lado? ¿Y si no fue solo perderte por lo que tanto te lloré aquel día si no que no fuera yo de la que te habías enamorado? ¿Y si ha sido ahora cuando las nubes al fin se han despejado y he podido ver todo claro? ¿Y si mi admiración, interés y apego siempre significaron un amor que no veía? ¿Y si la mano a la que siempre recurro y siempre coge la mía es la que realmente no quiero soltar? ¿Es posible? ¿Es posible que desde el primer día hayas sido tú? ¿Es posible que desde el primer día que te quise lo hayas sido? ¿Es posible que un amor de amistad tan grande como el nuestro simplemente  haya hecho que seas tú? ¿Y que solamente haya hecho falta salir de aquel veneno tóxico y dañino para verlo, para verte? ¿Y que ahora que yo te veo, tú me hayas borrado? ¿Que ahora seas tú el que no me vea?

Siempre fuiste tú ahora que ya es tarde.

miércoles, 27 de julio de 2022

¿Clavos?

 He estado clavada a una cruz de la que no resucité a los tres días, han tenido que pasar tres años (y medio), ya casi sin alma y enganchada a esa madera en la que aún pienso y, a veces, por suerte a veces, aún extraño.

Ahora tengo mil dudas de cómo he llegado a escapar de ahí, no soy consciente, lo sentí un sueño.

Tengo entendido que es el clavo el que saca al otro, sin embargo mis heridas se curan y no las noto sangrar y me siento viva y me siento bien.

A ese clavo lo noto esponja de algodón suave llena de jabón con olor a flores de jardín y a un tabaco que no me molesta.

Una esponja que me pasa por el cuerpo y me sostiene la mirada tan fuerte que me sana hasta llenar los agujeros del pasado que empiezan a cicatrizar.

Y entre sus chistes tontos me abundan pensamientos de terror, entre tanto bienestar, de volver a sostener la cruz y que me pese; y volver a ser un personaje pasajero sin papel protagonista. De que no sea más que una limpieza efímera y de pronto mi mundo vuelva a ensuciarse. De que el clavo sea realmente un clavo y me deje orificios abiertos escociendo. Más aún de perder a quien lleva años siendo mi suero mientras me deshidrataba.

Pero no cambio la satisfacción de vivir de nuevo tan fácilmente, de sentirme en utopías por ratitos no importa cuan chiquitos. Que dejarse llevar mientras fluye el agua despacito no apaga la chispa que formamos. Y cuando estemos preparados podremos (o no) ser capaces juntos de apagar el grifo y prender la hoguera (o apagarla).