Ha pasado una semana.
El otro día lloré al caerme y no fue por el dolor de mi pierna.
No sentía nada ahí porque yo ya estaba en el suelo por una caída mayor y ésta dolía (duele) tanto que no me deja sentir otra cosa.
Ha pasado una semana.
Trato de mantener mi cabeza ocupada, moverme y hacer mil tareas sin parar esperando que así funcione...
Pero igualmente exploto en sollozos y gritos silenciosos para que nadie me oiga cuando no encuentro nada en que pensar.
Ha pasado una semana.
Y no asumo que ya haya pasado una semana.
Aún no termino de creer que se acabó.
Nos creía eternos y la realidad ha sido efímera y mi yo se niega a admitirla y sigue esperando volver a ser astronauta en tu universo.
Ha pasado una semana.
En la que ya debería haber olvidado una pequeña dosis de ti y todo va mal.
No sólo no ha menguado, se ha expandido tu ser por todo mi juicio ocupando todo mi tiempo y espacio.
Ha pasado una semana.
Llevo puesta tu sudadera.
No paro de escribir en mis notas todo lo que añoro tus manías.
No estoy bien y me muero porque tú tampoco lo estés y rabies como yo porque me echas de menos.
A veces me ronda el deseo de despertarme con un mínimo de amnesia suficiente para detener esta tormenta.
Ha pasado una semana.
Es ridículo todo lo que te quiero.