del tiempo pasado
que no te ha sido nada fácil,
cargados del peso que llevas a tu espalda,
cansados de lidiar con la vida que te ha tocado,
y que soportas
con caídas, sí,
pero siempre fuerte y con coraje;
también de revolución,
del anhelo de libertad,
de ganas de explotar el cielo
si hace falta, por los tuyos,
tipo duro, de barrio,
con tu puño en alto,
y que te admiro a más no poder,
pueblo en lucha;
pero sobre todo de sueños,
y de que se te sale el corazón del pecho de lo
enorme que es,
de risa y la que me creas,
de ternura,
de que quieres comerte el mundo
bocado a bocado, aunque lo escondas.
Pero cuando más me gustan tus ojos es cuando
quieren comerme a mí,
sin saciarse.
Miro tus ojos,
los miro y me deshago en mil pedazos,
derretida,
inexplicable sensación esta que siento hacia ti;
ahora también en mil pedazos,
esta vez rota.